En la vida, a menudo nos sentimos perdidos, como ovejas que han salido del sendero y no saben cómo regresar. Sin embargo, Jesús, el Buen Pastor, nunca deja de buscarnos, llamarnos y guiarnos de vuelta a su amor.
La imagen de la oveja en la Biblia nos recuerda nuestra necesidad de Dios. Sin Él, vagamos sin rumbo, pero cuando reconocemos su voz y nos dejamos conducir, encontramos seguridad y paz.
Dios no nos ve como números ni como parte de un rebaño anónimo. Nos conoce por nuestro nombre, nos cuida con ternura y nos busca incluso cuando nos alejamos. Su amor es inagotable y paciente.
Como ovejas, estamos llamados a confiar en Él, a seguir su voz y a vivir bajo su cuidado. Aunque a veces nos resistamos o queramos caminar solos, solo en su presencia encontramos la verdadera libertad.
Que esta canción nos ayude a recordar que siempre pertenecemos al Señor, que su amor nos sostiene y que nunca nos dejará solos. Si alguna vez sentimos que nos alejamos, volvamos con humildad, porque su misericordia nos espera con los brazos abiertos.
“El Señor es mi pastor, nada me falta” (Salmo 23,1).
